Saturday, July 24, 2010

11:09 pm.

Sensaciones exponenciales invadiendo mi cuerpo.
La importancia de un rose, cosquilleando por mis piernas.
Y acostada, descansando, comprendo la soledad del momento.
No una soledad del tipo cotidiano, del tipo físico, es más, ni siquiera del emocional. Es la simple y llana explicación de la palabra.
La pura y absoluta soledad en la que no hay nadie más en este mundo; en la que no hay nadie más que acompañe tus pensamientos o tus palabras.
Estás solo ante la espera de una partida por demás oscura. Un viaje que parece convertirse en el caminar por entre un infinito túnel oscuro. Un caminar, una caída, una caída en la que mueves las piernas arrítmicamente.

Y caes, y caes y caes, hasta que comienzas a flotar en tu caída.
Cuando las paredes del túnel desaparecen, pero sabes que estás ahí: buscando una clase de salida que te brinde algo de compañía.

Pero no importa cuanto corras, camines o flotes.
Por que al final todo se acaba, se termina... y dejas de existir.

Tan fácil.

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