Tres-e.

Mis dedos delinean la blanca silueta de tu memoria.
La figura formada con cenizas que gusta de postrarse en la ventana y observar.
Tu sonrisa se enmarca en la polvorienta figura que por mas viento y agua que parecieran diluirle no consiguen borrar ni un sólo milímetro de tu contorno.

El tiempo pasa y los pasos se trazan, pero tu no pareces retirarte.
El mundo sigue adelante y los ojos omiten el paso de tu silueta.
Por que no hay caso, ni hay dolor.
No hay ese sentimental deseo por que regreses. No. Gracias a Dios no lo hay.

Solo queda esa pregunta de si es acaso ese tatuaje de tu presencia el que marca mi futuro.

Si acaso lo que fui, seré. Porque aunque muchos digan que lo que no te mata te hace fuere. O que no puedes dejar al pasado definirte. Realmente me cuestiono si he aprendido la leccion, si he cambiado a lo largo de este año en pos de un cambio incomparable en el que sólo me llegue lo mejor.

Me pregunto y no parece haber respuesta.
Me pregunto y sólo puedo esperar por lo mejor.

pero aún así. En la alocada vida que me espera. En las miles de actividades en las que me involucro para dar validez a mi existencia y entre el puñado de personas que trato de conocer para sentir que dejo alguna clase de recuerdo en este mundo.

Aún así, tu silueta fantasmagórica sigue ahí. Observándome.
¿O yo observándola a ella?

Dejo que mi morena mano delinee tu blanca figura. Por que hay mucho tiempo libre. Hay muchas horas que dedicar al pasado.

Y por que vale, a veces es gracioso sonar tan profunda.


Pero mira, igual sigo adelante. Por que no queda de otra. 
Y esa abnegada solución me brinda mucha más alegría y emoción que nunca antes.
Mira. 

Sigo adelante.