De tus labios se liberan gusanos que carcomen tu piel.
Mi pecho se abre, debilitado por los gases y explota, provocando un suave silbido que da paso a uno parecido a cuando das pasos por sobre el agua revuelta con lodo.
Plush, plush, plus, hace mi pecho, mientras mi claro cuello se retuerce, doblándose laaargamente, sediendo ante el peso de mi cabeza.
Y mi piel se desgarra, permitiendo que mis pechos caigan en direcciones completamente separadas. Primero mi izquierdo termina cayendo a causa de su acuoso peso, golpeteando el suelo tras un sonido parecido a un latigaso acompañado de gotas rojas que se esparecen en todas direcciones.
Ya no quedan palabras y sin embargo aquel débil sonido se intensifica. Mi boca hace tiempo que ha dejado de funcionar y sin embargo mi pecho continua prodociendo sonidos.
El plush, plush, plush continua, convirtiéndose en un zumbido por demás grueso y potente... constante e interminable.
Pushpushpushpushpushpushpush mientras el zumbido de fondo continua. Así pues, mi negra sangre ha dado paso a diminutos puntos blancos que se mueven, dansantes por entre mis víceras. Seguramente no logran verlos, estimados espectadores, pero justo de mi lado izquierdo, donde antes se había encontrado mi curva femenina, ahora se convierte en una indetenible cascada de amarillentos y brillantes gusanos que se acomodan uno encima de otro. Con sus cabecitas cafes moviéndose sin parar, aquellos regordetes puntos buscan con desesperación algo que comer, algo que ingerir, algo que les diése vida.
Y es ahí donde entro yo. Donde les doy carne, sangre y vida; donde les doy amor...
Mi pecho se abre, debilitado por los gases y explota, provocando un suave silbido que da paso a uno parecido a cuando das pasos por sobre el agua revuelta con lodo.
Plush, plush, plus, hace mi pecho, mientras mi claro cuello se retuerce, doblándose laaargamente, sediendo ante el peso de mi cabeza.
Y mi piel se desgarra, permitiendo que mis pechos caigan en direcciones completamente separadas. Primero mi izquierdo termina cayendo a causa de su acuoso peso, golpeteando el suelo tras un sonido parecido a un latigaso acompañado de gotas rojas que se esparecen en todas direcciones.
Ya no quedan palabras y sin embargo aquel débil sonido se intensifica. Mi boca hace tiempo que ha dejado de funcionar y sin embargo mi pecho continua prodociendo sonidos.
El plush, plush, plush continua, convirtiéndose en un zumbido por demás grueso y potente... constante e interminable.
Pushpushpushpushpushpushpush mientras el zumbido de fondo continua. Así pues, mi negra sangre ha dado paso a diminutos puntos blancos que se mueven, dansantes por entre mis víceras. Seguramente no logran verlos, estimados espectadores, pero justo de mi lado izquierdo, donde antes se había encontrado mi curva femenina, ahora se convierte en una indetenible cascada de amarillentos y brillantes gusanos que se acomodan uno encima de otro. Con sus cabecitas cafes moviéndose sin parar, aquellos regordetes puntos buscan con desesperación algo que comer, algo que ingerir, algo que les diése vida.
Y es ahí donde entro yo. Donde les doy carne, sangre y vida; donde les doy amor...
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